¿Por qué enseñar Yoga a los niños?

Si algún lector nuevo ha aparecido por el Blog, recordaremos que el YOGA junto a los beneficios que nos aporta movilizar nuestras articulaciones, fortalecer las musculatura y corregir malas posturas entre otros, nos ofrece mucho más. A través de nuestro cuerpo, podremos conocer qué sucede en nuestro interior y aprender a cuidarnos, a nosotros mismos y a los demás.

En una ocasión, los niños que venían habitualmente a yoga, me pidieron un día hacer una clase «como la de los mayores«. Aquel día les propuse que haríamos la primera parte como adultos, y en la segunda mitad yoga para niños. Al finalizar la primera parte de la clase me preguntaron con cara de aburrimiento:

¿Y porque los mayores no bailan?……

Cuerpo, mente y corazón de los más pequeños están en crecimiento, es por esto que el Yoga cuando va dirigido a los niños no puede ser similar a las clases de adultos. No buscamos los mismos objetivos y necesitaremos adaptar la metodología a los estilos de aprendizaje según las edades.

Junto a las conocidas posturas de yoga o Asanas (no todas recomendadas para los niños), hay música, danza, dibujos, cuentos y juegos, donde no buscamos ganar, el aprendizaje requiere divertirse en estas edades.

Mural realizado por los niños en las clases de Yoga

Algunos de los niños que vienen a clases de yoga comentan, «me gusta porque me calma», es que «lo necesito» , llegan con mucha curiosidad a la clase, no quieren perderse ninguna y a veces se quejan porque termina…..sin duda estos son buenos indicadores de resultados.

Las clases de yoga para niños, suponen una oportunidad para mover sus cuerpos conscientemente, es allí donde se manifiestan las emociones, aprender a reconocerlas es parte del aprendizaje emocional.

Y así, a modo de intrépidos exploradores, nos adentraremos en cómo se experimenta la calma a través de los ejercicios de respiración, como se siente el cuerpo relajado o la fortaleza, conectando con lo que somos, y poder volver a ese lugar cuando lo necesitemos.

Como no todos los niños mantienen la misma relación con su cuerpo, los ejercicios necesitarán estar orientados a aumentar la coordinación de pies y manos, la conciencia espacial y el sentido del ritmo. De esta forma, se irá desarrollando poco a poco una mayor conciencia corporal que permita colocar nuestra postura de forma correcta, para no dañarnos, pero también para confiar en nosotros, desde el respeto a lo que somos y a los demás.

Las técnicas de Mindfulness suelen combinar muy bien con las herramientas del Yoga, son buenos aliados para mejorarán la capacidad de enfocarse y concentrarse. Es por esto que los ejercicios de atención plena o meditación, forman parte de nuestros juegos en las clases de Yoga para niños.

¿Te animas a probar?

Mas allá de ASANA

«Se dice que existen tantas Asanas como seres vivos»

André Van Lysebeth

Con el término Asana nos referimos en sánscrito a las «posturas» que se realizan con el cuerpo durante una práctica de Yoga. Es probable que sea lo primero que acude a nuestra cabeza cuando pensamos en Yoga, a pesar de ser solo una de las múltiples herramientas que este método propone para que las personas podamos tomar conciencia de todo nuestro potencial, nuestra verdadera naturaleza.

… existen Asanas sencillas y otras muy sofisticadas

Pero en ningún caso, colocarnos en una de estas posturas deberá dañarnos, esta es una premisa básica a cumplir cuando practicamos.

Puede parecer obvio, pero no siempre lo es, las personas somos capaces de colocarnos en posiciones bastantes comprometidas a veces, para demostrar algo a nosotros o a los demás. También están aquellas personas que no perciben el daño que se pueden estar ocasionando, al vivir alejados de su cuerpo, este en ocasiones necesita gritar muy alto para que se le escuche.

Existe otro aspecto de Asana que merece nuestra atención, es la forma como construimos la postura. Puede ocurrir que la postura a realizar sea nueva o quizás ya la hemos practicado en otras ocasiones, en ambos casos colocarse en actitud de principiante suele ser lo recomendable, observar con la curiosidad de un niño vuelve luminoso el momento presente.

Así como el agua de un rio no pasa dos veces por el mismo lugar, cada momento de nuestra práctica es único e irrepetible.

Asana nos invita a explorar horizontes nuevos, sensaciones no experimentadas anteriormente que traerán luz a una nueva realidad. Es así como una sesión de Yoga se convierte en un diálogo silencioso con el propio cuerpo.

Los beneficios de Asana alcanzan no solo a nuestras articulaciones, sistema linfático, circulatorio y muscular, entre otros, estos son solo una parte del ambicioso objetivo del Yoga, integrar todo lo que somos, cuerpo, mente y corazón.

… también se beneficiará nuestra función respiratoria.

Lo habitual en esta vida de prisas que solemos llevar, es que la respiración se vuelva superficial, por lo tanto insuficiente para nuestro organismo. Nos olvidamos, que el oxigeno es el principal alimento de nuestras células, sin él no es posible que nuestro organismo asimile los alimentos, función que sirve para que se libere la energía que necesitamos para vivir.

¿Porque utilizar solo una pequeña parte de todo nuestro potencial?.

Muchas de estas posturas o Asanas son una invitación a restaurar esa función respiratoria perdida y digo «perdida» porque en realidad no supone aprender nada nuevo sino darnos permiso para dejar que aflore la respiración natural, esa que no requiere esfuerzo y que nuestro cuerpo sabe hacer por si solo.

De este modo, creamos espacios, …ensanchando, alargando, enraizando, fortaleciendo, relajando, … son algunas de las formas que tiene Asana para ayudarnos en esta labor.





¿Te animas a probar?

Del Hacer al Ser, sobre la esterilla de Yoga

Sonríe, respira y ve lentamente

Thich Nhat Hanh

En algún momento ocurre, que comenzamos a creernos que somos aquello que hacemos. Es entonces que llenamos las agendas de tareas, actividades «que hacer», sintiéndonos que nuestra vida esta llena

… y sin duda lo está!!!

Es así como nos colocamos en el «modo hacer», a veces incluso antes de acabar una actividad ya estamos pensando en otras cosas por alcanzar. Puede suceder que nos descubramos pensando: «tengo que hacer otro curso o leer otro libro», «cuando termine esta tarea y haga la siguiente estaré más gusto» y así hasta el infinito, porque cuando terminamos eso que nos propusimos, aparecerá otro nuevo proyecto, que seguramente no será suficiente…

No se trata de adoptar una actitud de falta de interés general o indiferencia, hay muchas cosas interesantes que pueden hacer de nuestro mundo un lugar mejor. Pero al estar tan ocupados, nos vamos distanciando de nuestras verdaderas necesidades y deseos,

…así va definiendo lo que somos, aquello qué hacemos o dejamos de hacer.

En ocasiones también llevamos este «modo hacer» a la esterilla de Yoga y ahora lo que toca es «hacer las posturas», una y después otra, cuantas más mejor.

Pero junto a todos los beneficios físicos de las Asanas o Posturas de yoga, su practica nos ofrece la oportunidad de conectarnos con lo que sentimos … aprender que la respiración es un gran chivato de la velocidad con la que vamos por la vida … observar como se experimenta en el cuerpo el bienestar… o si nuestras decisiones salen desde el corazón o no.

El Yoga nos invita a pasar del modo "hacer" al "ser"

Por suerte, somos mucho más que aquello que hacemos, el trabajo que tenemos o las actividades que realizamos. Habitar esa parte que está en cada uno de nosotros, pasar al «modo ser», nos permitirá «sentir lo que hacemos» y decidir desde donde queremos actuar.

Ten en cuenta que no asumir una determinada postura y permitirse sentir y reconocer lo que aflora en tu cuerpo y en tu mente, se considera también una postura de yoga. 

¿Te animas a probar?

Como el Yoga nos ayuda a soltar.

«Si miramos el objeto de nuestro apego con una simplicidad nueva, comprenderemos que no es ese objeto lo que nos hace sufrir, sino el modo en que nos aferramos a él»

Mattieu Ricard

Hoy hablamos de «Soltar» y como el Yoga cuenta con herramientas que nos pueden ayudar en este sentido. Pero ¿soltar qué?, quizás lo primero que percibimos al iniciarnos en la practica de Yoga es cuanta tensión en forma de estrés, contracturas, agitación mental, rigideces ….traemos a la clase de yoga.

Solemos ponerle a la vida más esfuerzo del que nos pide o vivir aguantando, apretando, forzando situaciones que aunque no nos traen bienestar, las miramos como nuestra «normalidad», algo que no está en nuestra mano cambiar.

De esta manera, al practicar yoga y gracias a la lupa de la Atención, percibimos todas esas huellas que dejan en el cuerpo estas situaciones y tras seguir una clase bien equilibrada energéticamente, podemos experimentar el alivio de «soltar» la musculatura del cuello, de los hombros, sentirnos por algunos segundos muy agustito en la última Asana de relajación.

Ya vamos soltando algo...

Para la practica de esta disciplina la persistencia es un requisito, lo que conocemos por Tapas, (bueno para esto y cualquier cosa de las que merecen la pena, que queramos conseguir en la vida, ). Al continuar practicando comenzamos a darnos cuenta de cuantos pensamientos «agarramos» que nos limitan, tales como «yo no puedo hacer esa postura», «es que no tengo flexibilidad», «uf! estoy ya muy mayor para esto» o «tengo que hacerlo perfecto», incluso sentirnos algo torpes al querer acompasar los movimientos a la respiración en el Vinyasa del saludo al sol.

¿Qué pasaría si fuéramos capaces de soltar todos estos pensamientos?... 

Al soltar, nos atreveremos a transitar por posturas nuevas en un entorno seguro, nuestra esterilla, explorar nuevas sensaciones, una nueva forma de posicionarnos, también en el mundo. Es así como crearemos espacio para que algo nuevo se desarrolle, que nos aporte más paz y alegría.

Ya lo sé, no es fácil...

Que esto sea así, no debe ser una excusa, ¿cuántas cosas no fáciles a priori has iniciado y después visto todo lo bueno que traían a tu vida?. Nuestra forma de ver, de mirar a los demás o mirarnos, en ocasiones funciona como un hábito del que cuesta desprenderse, algo así como dejar el azúcar, de fumar o salir del sedentarismo. Pero solo si abandonamos estos viejos hábitos poco saludables, podremos dar paso a que poco a poco, otros nuevos más beneficiosos se instalen.

El Yoga confía que todos tenemos esa capacidad de dejar marchar aquellas cosas que nos alejan de conocer la verdadera naturaleza de nosotros y de todas las cosas, nos invita a dejar ir aquello que nos trae sufrimiento en lugar de felicidad.

¿Te animas a probar?

El Cuerpo tiene sus Razones

El titulo de esta entrada es el de un libro que por suerte llegó a mis manos, de Therese Bertherar y Carol Bernstein.

Este libro es una invitación a hacernos los mejores conocedores de nuestro CUERPO y así poder liberarlo. Nos explican las autoras que preparando bien el terreno, el cuerpo por si solo evoluciona en el buen sentido de manera natural.

Tengo la costumbre de no creer a pies puntilla todo lo que se escribe en los libros, por el contrario prefiero pasarlo por el filtro de mi propia experiencia personal. Es por esto que os invito también a pasar por vuestro filtro personal lo que aquí exponemos y sacar vuestras propias conclusiones. Te dejamos al final del artículo algunas preguntas que pueden serte útiles.

De todas forma no es nada nuevo lo que nos proponen las autoras, todos hemos experimentado en alguna ocasión como el cuerpo responde a nuestras emociones, incluso como nos da pequeños avisos tales como una contractura muscular en la zona del cuello después de una jornada de mucha tensión emocional o por malas posturas corporales.

Ya nadie duda que cuerpo y mente están en continua interacción. Así el prestigioso neurocientífico Antonio Damasio nos recuerda:

Un cuerpo en calma se traduce también en una mente relajada.

Una mente tranquila y centrada, piensa mejor y decide mejor.

Son varias las disciplinas que nos pueden ayudar a tomar conciencia de nuestro cuerpo, una de ellas es el YOGA. Entre los muchos beneficios de su práctica se encuentra el desarrollo de la conciencia corporal, lo que nos va a permitir entender que cuerpo, mente, emociones, pensamientos, etc…funcionan como un todo. En esa totalidad que somos, cada una de las partes depende de las otras y si cada una cumple su función dará como resultado el equilibrio.

Desarrollar esa CONCIENCIA CORPORAL, de la que hablamos, nos va a enseñar a escuchar nuestro cuerpo, de esta manera podremos descubrir donde hay lugares de tensión y como es la sensación al soltarla, o nos irá indicando que estado emocional nos habita en cada momento, ya que toda emoción se refleja en el cuerpo, seamos o no conscientes. Al ser capaces de movernos de forma consciente, podrémos darnos cuenta cuando un movimiento es dañino, antes de lastimarnos.

Esta toma de conciencia del cuerpo, que es un primer paso hacia el BIENESTAR, no es inmediato sino que requerirá de un aprendizaje o mejor aún de desaprender lo que nos ha llevado a desconectarnos de él.

Para terminar quizás quieras responder a alguna de estas preguntas: ¿Como está colocado tu pie derecho en este momento? no lo mires, solo siente. ¿Y tu cadera izquierda, soporta el mismo peso que la derecha o no?, ¿están tu hombros a la misma altura o quizás uno esté más elevado que el otro?

¿Te animas a probar?

El Helecho y el Bambú, cuento sobre la Resiliencia.

Os traemos esta vez un cuento anónimo que nos recuerda que no perdamos la ilusión, que seamos resilientes y continuemos perseverando en aquello que queremos conseguir, aunque no veamos aún los resultados.

Esto también lo podemos experimentar al practicar yoga, nuestro afán de «hacer la postura» hace que no seamos conscientes que lo realmente importante es el camino hasta ella, ahí reside toda la sabiduría que podemos adquirir y que después nos será útil en nuestro día a día. Dice así….

Había una vez un carpintero que parecía tener su vida resuelta. Tenía su taller, una mujer a la que amaba y dos hijos. Sin embargo, un día comenzó a tener menos pedidos, por lo que empezaron a haber problemas económicos en la casa.

El hombre quería cuidar su trabajo, y para hacerlo comenzó a intentar distintas formas de sacar su taller adelante, pero ninguna daba resultado. Los problemas económicos comenzaron a generarle problemas con su mujer, y los niños, al verlos tristes y peleados, empezaron a tener dificultades en el colegio.

El carpintero se sentía desanimado: nada de lo que hacía parecía tener sentido, puesto que las cosas iban cada vez peor. Un día, a punto de tirar la toalla, decidió ir al bosque a ver a un viejo sabio.

Había caminado una media hora por el bosque, cuando se encontró con el anciano. Este tenía una casa humilde y al ver al carpintero lo invitó a pasar para que tomaran un té. Notó la preocupación en su semblante y le preguntó qué le pasaba. El carpintero le relató sus desventuras, mientras el anciano lo escuchaba atenta y serenamente.

Cuando terminaron de tomar el té, el anciano invitó al carpintero para que fuera a un esplendoroso solar que había en la parte trasera de la casa. Allí estaban el helecho y el bambú, al lado de decenas de árboles. El anciano le pidió que observara ambas plantas y le dijo que tenía que contarle una historia.

Hace ocho años tomé unas semillas y planté el helecho y el bambú al mismo tiempo. Quería que ambas plantas crecieran en mi jardín, porque las dos me resultan muy reconfortantes. Puse todo mi empeño en cuidarlas a ambas como si fueran un tesoro

Poco tiempo después noté que el helecho y el bambú respondían de manera diferente a mis cuidados. El helecho comenzó a brotar y en apenas unos meses se convirtió en una majestuosa planta que lo adornaba todo con su presencia. El bambú, en cambio, seguía debajo de la tierra, sin dar muestras de vida.

Pasó todo un año y el helecho seguía creciendo, pero el bambú no. Sin embargo, no me di por vencido. Seguí cuidándolo con mayor esmero. Aun así, pasó otro año y mi trabajo no daba frutos. El bambú se negaba a manifestarse.

Tampoco me di por vencido después del segundo año, ni del tercero, ni del cuarto. Cuando pasaron cinco años, por fin vi que un día salía de la tierra una tímida ramita. Al día siguiente estaba mucho más grande. En pocos meses creció sin parar y se convirtió en un portentoso bambú de más de 10 metros ¿Sabes por qué tardó tanto tiempo en salir a la luz?.

El carpintero, después de escuchar la historia, no tenía idea de por qué el bambú había tardado tanto en manifestarse. Entonces, el anciano le dijo.

Tardó cinco años porque durante todo ese tiempo la planta trabajaba en echar raíces. Sabía que tenía que crecer muy alto y por eso no podía salir a la luz hasta tanto no tuviera una base firme que le permitiera elevarse satisfactoriamente. ¿Comprendes?

El carpintero, entonces, comprendió que todas sus luchas estaban destinadas a echar raíces. Y que el hecho de no ver los frutos de su trabajo en ese momento no significaba que estuviera perdiendo el tiempo, sino que se estaba haciendo más fuerte.

Antes de dejarlo ir, el anciano le dio al carpintero un último mensaje:

«Esta historia debe recordarte que no importa cuánto tarde algo en dar sus frutos. Lo más importante en un momento difícil no es buscar a toda costa ver resultados».

«En cambio, lo fundamental es trabajar arduamente en las raíces. Pues sólo gracias a ellas podrás crecer y convertirte en la mejor versión de ti mismo».

¿Te animas a probar?

Superando Obstáculos!!!

«La mayoría de la gente vive -ya sea física, intelectual o moralmente- en un círculo muy restringido de sus posibilidades. Todos nosotros tenemos reservas de vida en las que ni siquiera soñamos»

William James (filosofo y psicólogo)

Obstáculo se define como aquella cosa o situación que impide avanzar hacia un lugar o que una acción se desarrolle. Estos van a aparecer en nuestro camino de crecimiento personal, ya que son parte natural y esperable del proceso.

Si practicamos yoga,  meditación o cualquier otra disciplina que busca nuestro desarrollo personal, nos vamos a encontrar con obstáculos en el camino y saber cuales son nos ayudará a poder superarlos.

Me sorprende que estos obstáculos están ya identificados en textos tan antiguos como los Yoga Sutras, escritos hace más de 2000 años. Estos textos recogen las enseñanzas mas antiguas sobre el yoga y son la base para su practica. Ya entonces conocían como estas dificultades podían «despistarnos», alejarnos del camino donde desarrollar todo nuestro potencial como seres humanos y llegar así a descubrir nuestra verdadera naturaleza, que con frecuencia se encuentra lejos de la imagen de nosotros que nos hemos construido.

Los obstáculos son retos a superar

Saber que estas dificultades ya se conocían hace tantos años supone verlos como un reto, un obstáculo a superar y no un defecto personal. Solemos pensar, cuando nos encontramos con ellos, que «algo nos pasa», que «tenemos un problema» , que «soy perezoso», «es que soy así» en lugar de «observo que estoy perezoso», «me doy cuenta que voy con prisa» o «está floja la confianza». Si estos obstáculos son predecibles, sabemos que van a venir, podemos pensar como solucionarlos y cómo otras personas, antes de nosotros, se enfrentaron a ellos con éxito y así afrontarlos nosotros también.

Algunos de estos obstáculos serían: la enfermedad, la apatía, la duda, la pereza, la prisa, creer que lo sé todo o la pérdida de confianza.

En realidad la enfermedad no es un impedimento para practicar yoga o meditación, sino un «obstáculo» es decir algo a superar. Ambas herramientas de desarrollo pueden ser practicadas por personas con enfermedades incluso con movilidad reducida, siempre y cuando se adapte la práctica a tal situación, a sus límites y teniendo en cuenta que la enfermedad en sí requerirá de gran energía por nuestra parte para su curación o cuidado.

La apatía, la pereza nos lo van a poner también complicado. A veces será necesario el descanso para recuperarnos y en otras ocasiones poner todas nuestras fuerzas en salir de ese adormecimiento que nos hace permanecer en nuestra zona de comfort, creyendo erróneamente que allí estamos seguros.

La duda y la incertidumbre nos hará cuestionar aquello que nos impulsó en los comienzos, debilitará nuestra esperanza en el camino que hemos elegido. Será el coraje y continuar tomando decisiones lo que nos ayudará a salir de ahí, a superar ese obstáculo para recuperar la ilusión de seguir adelante.

La prisa, la impaciencia no son buenos aliados. Recuerdo en un viaje a Marruecos escuchar a un chico Bereber decir «la prisa mata», supongo que porque allí ese estrés que nos suele acompañar a los turistas, incluso en vacaciones, a ellos les sigue sorprendiendo. Tenemos la idea que todo se consigue rápido y fácilmente, lo cual cuando se trata de aquellas cosas que verdaderamente merecen la pena en la vida no funciona así. Cuanta más prisa tengamos más probabilidad de cometer errores, más tropezaremos, en definitiva más lento avanzaremos. Cuando lo que buscamos es ser mejores personas no tenemos que llegar a ningún sitio, solo observar este momento como algo único, con total consciencia de lo que está ocurriendo, ya sea hacer una postura de yoga o en la vida cotidiana.

Creer que lo sabemos todo es uno de esos síntomas que manifiesta nuestra ignorancia. Si pensamos que ya lo conocemos todo sobre nosotros o sobre la vida,  ¿que posibilidades de aprender y avanzar tenemos?. Mirar al mundo con los ojos de un niño, lo que en Mindfulness se conoce como mente de principiante, es lo que estas disciplinas nos proponen para descubrir sin juicios, que lo que ocurrirá hoy será diferente de lo de mañana y así sucesivamente.

Todos estos obstáculos tendrían en común que nos van a distraer de cualquier cosa que hagamos y donde hayamos puesto nuestra atención. Conocer esto nos ayuda a entender la solución, aparentemente sencilla, pero que requiere de practica y perseverancia, volver a poner la atención allí donde creemos es bueno para nosotros y los demás.

 

5 claves para Practicar Yoga en casa

«Vale más un gramo de práctica que toneladas de teoría»

Ramiro A. Calle

Si estás leyendo este artículo seguramente ya hayas experimentado los beneficios de la práctica de yoga o has oído hablar de ello y te gustaría conocer más. Hoy vamos a hablar de 5 claves que te permitirán hacer de tu practica de yoga un hábito que lleve, todos esos beneficios, a tu día a día.

El yoga es mucho más que conseguir un buen tono muscular y hacer una serie de posturas complejas. Es cierto que si practicamos regularmente nuestro cuerpo se sentirá cada vez más flexible, nuestros músculos más tonificados, notarás alivio en los dolores crónicos y reducirás el estrés.

Pero el objetivo último del yoga es que seamos más felices, que nos conozcamos mejor y así podamos desarrollar todo nuestro potencial como seres humanos. Para esto utiliza una serie de herramientas entre ellas las más conocidas son las técnicas de respiración, las asanas o posturas y la meditación. Unión, que es el significado de la palabra yoga, del cuerpo, la mente y el corazón. Si no leiste la entrada donde hablabamos de como el yoga nos ayuda en el manejo de las emociones te recomendamos echarle un vistazo.

Actualmente son muchos los recursos de los que disponemos youtube, vídeos, libros …… pero  os sugerimos comenzar a practicar con un profesor.  No tienes porque precipitarte en esta elección, informaté, habla con él e incluso asiste a sus clases para  probar, un mes por lo menos, antes de decidir. Una vez conozcas los fundamentos del yoga, tu práctica en casa será un complemento a tu practica en grupo.

Existen muchos mitos sobre el yoga,  solemos asociarlo con cuerpos esculturales haciendo posturas increíbles pero en realidad se trata de una disciplina que es accesible a cualquier persona, de cualquier edad y para la que no es necesario tener la flexibilidad de un contorsionista. Lo importante no va a ser hacer la postura de la foto si no el viaje, cada uno de los pasos de tu practica.

1.- Busca un lugar en tu casa.

No tiene que ser grande pero sí agradable y es importante que te permita cierto aislamiento durante el tiempo que vayas a practicar, donde no seas molestado. Lo puedes decorar a tu gusto, asegúrate de tener espacio suficiente para la esterilla, un cojín o silla para meditar y apagar el móvil. Coloca si te apetece en tu rincón, aquellas cosas que tengan un significado para tí, ponte ropa cómoda y listo!!!!!

2.- Establece un horario.

Elige el momento del día que sea mejor para tí. Hay personas a las que les gusta madrugar pero si no es tú caso antes de comer, por la tarde o antes de cenar puede ser un buen momento. La primera hora de la mañana suele ser la más recomendable así tu práctica te preparará para recibir y afrontar los retos del nuevo día. Aseguraté de tener el estómago vacío y que haya transcurrido al menos una hora y media o dos desde la última comida.                                                                                                             

3.- Resérvate un tiempo

Establece la duración de tu práctica en función de tu disponibilidad. Puede que algunos días solo cuentes con 20 minutos, pero te aconsejo que reserves algún día a la semana para una practica más larga entorno a una hora o más si es posible para tí. ¿Te parece mucho? soy consciente que con la vida que llevamos encontrar media hora al día para nosotros a veces se hace complicado, ¿no te resulta sorprendente?.

4.- Fija la frecuencia

Lo mejor es practicar diariamente, aunque solo cuentes con un ratito, quizás solo tengas esos 20 minutos en los que puedes realizar algún ejercicio respiratorio, dos saludos al sol y un par de asanas. Recuerda que toda práctica termina con al menos un minuto en la postura de savasana, esa donde todo el cuerpo reposa en el suelo boca arriba, donde no hay que hacer nada.

5.- Planifica tu practica, hazle hueco en tu agenda, crea ese espacio para tí. Anota en ella que día y a que hora de la semana practicarás, cuanto tiempo le vas a dedicar y que ejercicios realizarás. Algo que te recomiendo incluir es el hábito de dedicar unos minutos después de tu práctica a reflexionar y escribir como te ha ido, que has experimentado o si has aprendido algo nuevo.

¿Te animas a probar?

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Viaje espiritual a India

«Si quieres ayudar al mundo, ayúdate a ti mismo»

La Sabiduría de Ramana  Maharshi (2006)

El término espiritualidad parece estar de moda. Este concepto aparece habitualmente asociado  con religiosidad, pero cuando preguntamos ¿qué es espiritualidad?,  la Organización Mundial de la Salud nos aclara que no es lo mismo aunque para algunas personas la dimensión espiritual de sus vidas incluya un componente religioso. Al hablar de espiritualidad nos referimos a aquellos aspectos de la vida humana que tienen que ver con experiencias que transcienden los fenómenos sensoriales. Supone una apertura a comprender el sentido y propósito de la vida e indagar en este misterio. Esta búsqueda despierta la conciencia de uno mismo y de su lugar en el mundo.

Viajar es una oportunidad de experimentar esa apertura, de abrir la mente, de expandir nuestra conciencia, conociendo otras formas de pensar, otras maneras de vivir. Siempre digo que el que regresa de un viaje, no es el mismo que quién lo inició, todas las experiencias vividas van sumando en nuestra mochila, ampliando nuestra forma de mirar el mundo y a la vida.

Digamos que en mi viaje a la India jugaba en un equipo ganador de antemano. Viajaba con uno de mis maestros de yoga, quién es psicólogo también, Sergio Martinez,  él había vivido allí durante 12 años y supo transmitirme su respeto y admiración por aquella cultura y su amor por el yoga.

La mayor parte del viaje lo pasamos en una de las cinco ciudades consideradas sagradas en India, Tiruvannamalai, en el estado de Tamil Nadu. La ciudad creció a los pies de Arunachala (“colina de la sabiduría”), la montaña sagrada. Aruna significa rojo, brillante como el fuego de la sabiduría. De colores ocres y rosados, es una hermosa colina de 800 metros de altura, con forma casi piramidal, que los hindúes consideran una manifestación del Dios Shiva, el destructor del ego, la fuente de vida para llegar al estado de Sabiduría.

Vistas desde la cima de Anurachala

En dos pequeñas cuevas de su ladera vivió Sri Ramana Maharishi, uno de los más importantes Maestros espirituales que surgieron en la India durante la primera mitad del siglo XX y cuyas enseñanzas nos invitan a la autoindagación sobre el sí mismo.  El psicólogo Carl Jung, tras entrevistarse con él,  nos dice sobre sus enseñanzas que «lo que encontramos en la vida y las enseñanzas de Sri Ramana es la más pura esencia de la India. Están ahí para recordarnos las cosas similares que tenemos en nuestra propia cultura y que hemos olvidado… No sólo configuran un documento de gran interés humano, sino también un mensaje de advertencia, dirigido a la humanidad que corre el riesgo de perderse en el caos de su inconsciencia y de su falta de control».  

El Ashram de Ramana es un lugar muy especial donde el tiempo parece pararse, visitarlo, pasear o meditar en él es uno de esos momentos inolvidables difíciles de describir.   Mujeres y hombres de diferentes lugares del mundo nos reuníamos en el Samadhi Hall por las tardes para escuchar los cantos védicos, unos entonados por niños y otros por un coro de hombres y mujeres. Después de un rato de meditación escuchando aquellas voces, te inundabas de una gran serenidad y paz, donde solo existía ese momento presente, unidos todos por la búsqueda y el deseo común de ser felices.

Ashram Ramana
Ashram Ramana

A una hora y media de camino desde Tiruvannamalai y a unos 10 kms de la antigua ciudad francesa de Pondicherry,  se encuentra la moderna comunidad internacional de Auroville. Su creación surge del deseo de que exista un lugar donde las personas vivan en comunidad, donde hombres y mujeres aprendan a vivir en paz, armonía, más allá de todas las creencias, opiniones, políticas y nacionalidades.  ¿Es esto posible o se trata de una utopía?.

Ya sé que no descubro nada nuevo, si digo que existen muchas  mujeres de gran valor y fortaleza, que viven con el propósito de crear un mundo mejor. Durante mi visita a Auroville tuve la suerte de conocer a una de estas mujeres extraordinarias, Kalsang Dolma, la persona que dirige el pabellón de la cultura Tibetana.

Con Kalsang Dolma en Auroville

Kalsang nos contó como cruzó la frontera tibetana en brazos de su padre cuando era un bebé tras la invasión del ejército chino y creció en un orfanato en la India. Esta experiencia y el apoyo del Dalai Lama la condujo a crear este pabellón del Tibet que tiene entre sus objetivos acercar a los niños tibetanos a Auroville, para que aprendan habilidades apropiadas de tecnología de construcción, forestación y protección ambiental, etc. A su vez, los niños de Auroville tiene la posibilidad de viajar al Tibet para conocer una forma de vida diferente. La pasión y entrega de esta mujer es admirable y un ejemplo de un propósito en la vida que supera los intereses personales.

El objetivo de este viaje a India era asistir a un retiro de yoga, poder dedicar un tiempo continuado para profundizar en la practica personal. Pero practicar yoga en verano en India, supone tener que levantarte a las 5 de la mañana para realizar la parte física antes que el calor sea insoportable. Aún así, lo que recibí después de aquellas dos semanas, siempre compensa el esfuerzo y el Ashram donde nos alojamos, dirigido por Philippe  y Kiran, situado en una zona rural lo facilitaba. Se trataba de un lugar especial que permitía apartarte del bullicio habitual en las calles, del sonido de los claxón y la música, de las motos  que adelantan por cualquier sitio, de las vacas que pasean tranquilamente y todo ese caos habitual de la ciudad que al final termina por fascinarte.

Con toda esta experiencia en mi mochila de vida llego de nuevo a casa más convencida que nunca de la necesidad de abrir nuestra mente y nuestro corazón a un mundo donde no existen esas barreas que nosotros mismos nos hemos creado. Llego agradecida al Yoga  y a los Maestros que han sabido transmitírmelo, quienes han hecho posible que en Occidente podamos también conocer esa experiencia de unión a todos los niveles.

Namasté

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El Yoga y las Emociones

«El arte de vivir no es ir a la deriva despreocupadamente ni tampoco aferrarse a las cosas con temor. Consiste en ser sensibles a cada momento que se presenta, en contemplarlo como algo absolutamente nuevo y único, en tener la mente abierta y totalmente receptiva”

Alan Watts

Hola de nuevo, es probable que si estás leyendo este artículo es porque tienes interés en tu bienestar, enhorabuena, nadie puede hacer eso por ti, tan bien como tú mismo.

En esta entrada de nuestro blog,  pretendemos hacer una reflexión sobre como las técnicas de yoga son otra herramienta que pueden ayudarnos en la autorregulación de las emociones.

Ramiro Calle, pionero en introducir en España esta disciplina, afirma en El Gran Libro del Yoga, que «es básicamente un método de mejoramiento humano. Procura claves, preinscripciones, métodos y técnicas para el autoperfeccionamiento, bienestar integral y la evolución de la conciencia».

Son muchos los beneficios que nos va a aportar la practica del yoga. A nivel físico va ayudarnos a cuidar y rejuvenecer las articulaciones, fortalecer y flexibilizar nuestra musculatura, mejorar la capacidad respiratoria así como a nivel mental mejora la concentración, entre otros. Pero no es nuestro objetivo exponer todas las ventajas de practicar esta disciplina sino exponer lo que podríamos llamar uno de los efectos secundarios que obtenemos a nivel emocional, las herramientas que nos van a servir para manejar las emociones.

Durante una clase de yoga es probable que afloren emociones y sentimientos de manera espontánea y nos hagamos más conscientes de ellos. Quizás aparezca frustración al no conseguir hacer la postura o envidia al ver lo bien que le sale al compañero, el miedo puede surgir al colocarnos cabeza abajo en posturas invertidas y la satisfacción al terminar una clase y sentirnos bien. Las emociones existen para tratar de resolver problemas, no para crearlos. Si frecuentemente nos hacen sufrir es porque les oponemos resistencia y no sabemos manejarlas con habilidad. Mientras sigamos identificados con nuestra emociones, seremos dominados por ellas, y por tanto, no podremos comprender realmente como es nuestra realidad y como podemos vivirla con acierto y plenitud.

El objetivo será lograr que las emociones no sean un impedimento, sino una ayuda, para lo que se requiere que modifiquemos la forma de relacionarnos con ellas.

7 Peldaños para conseguir el equilibrio emocional

Vicente Simón (2011), médico y psiquiatra, pionero en despertar el ínterés por el Mindfulness en España, nos habla de 7 peldaños para conseguir el equilibrio emocional:

  1. Pararse
  2. Respirar hondo, serenarse
  3. Tomar conciencia de la emoción
  4. Aceptar la experiencia, permitir la emoción
  5. Darnos cariño
  6. Soltar la emoción, dejarse ir
  7. Actuar o no, según las circunstancias.

¿Cómo el yoga puede ayudarnos en este sentido?

Cuales son esas herramientas del yoga que nos ayudan a manejar las emociones a veces difíciles, vamos a repasarlas recorriendo esos 7 peldaños de Simón:

Pararse: La practica de yoga supone un espacio para parar durante un tiempo nuestro “modo hacer” y permitirnos pasar al modo “ser”. Un espacio donde apagamos el interruptor, es decir, pasamos a activar el Sistema Parasimpático, aquella parte de nuestro Sistema Nervioso que nos permite descansar, relajarnos y reponer energía. Esto nos va a permitir llevar la atención desde el exterior hacia dentro y así hacernos conscientes de lo que estamos sintiendo, pensando, etc.
Incorporar dentro de nuestros hábitos estas pausas, nos va a permitir pararnos cuando experimentemos una emoción intensa o estrés. La emoción nos impulsa a actuar en seguida de manera irreflexiva. En lugar de esto podemos concedernos un tiempo para reflexionar y valorar lo que está sucediendo en nuestro interior. De esta manera interrumpimos la cadena de condicionamiento y creamos la posibilidad de responder de manera distinta a la habitual.

Respirar hondo y serenarse: Otra de las habilidades que se adquieren con la práctica de yoga es la conciencia respiratoria. Llevar la atención a la respiración nos va a permitir disminuir la activación ante una emoción intensa. Una vez que nos hemos tranquilizado va a resultar más fácil hacernos presentes en la experiencia emocional que atravesamos. Con las practicas de las técnicas de respiración el alumno va a adquirir la conciencia de su efecto sobre el sistema nervioso.

Tomar conciencia de la Emoción: Supone familiarizarnos con todos los aspectos de la emoción, los cambios corporales, pensamientos o situaciones que las desencadenan, recuerdos o imaginaciones. Luego procederemos a identificar de que emoción se trata y ponerle nombre. Y por último si la emoción nos hablara ¿qué nos diría?, ¿qué nos impulsa a hacer?, ¿qué necesidad revela?.
Con la práctica de yoga desarrollamos la sensibilidad, la capacidad de los seres vivos de responder a los estímulos tanto externos como internos, tanto fisiológicos como psicológicos. La sensibilidad del cuerpo va a informarnos de la respuesta física de la emoción en él, lo que hará posible que llevemos la atención a aquella parte del cuerpo donde se manifieste la emoción, de esta manera en lugar de evitar esas sensaciones, podamos percibirla con detalle y tratar de relajar y ablandar esa zona afectada, creando espacio para que la emoción se exprese a través del lenguaje de las sensaciones corporales.
La sensibilidad de la mente, nos dará información de los pensamientos y juicios que aparezcan asociados.

Aceptar la experiencia y permitir la emoción: Se trata de observar la emoción sin ofrecer resistencia, permitiendo que sea tal cual es. En lugar de oponernos a ella, le creamos un espacio, permitiéndole que se exprese con libertad en nuestro mundo interno.
En la práctica de yoga el trabajo con el Niyama Santosha, una de las actitudes a cultivar, nos anima a la aceptación del momento presente con lo que hay. También la relajación del esfuerzo durante Asana nos facilita ese trabajo de crear espacio y no oponernos a la resistencia, de forma que podamos encontrar algo de comodidad en posturas aparentemente incómodas.

Darnos cariño: Durante la practica de yoga tratamos de conectar con esa parte de nosotros que aún se siente íntegra y sana, que aún puede funcionar como una fuente de amor y de ternura. Se trata de que nos reconozcamos a nosotros mismos como seres dignos de ser queridos y que logremos entrar en contacto con un espacio de paz, belleza, de fuerza y de amor. Un espacio que es el antídoto del sufrimiento que estamos experimentando.

En yoga,  Ahimsa es el Yama que nos enseña el respeto amoroso ante la vida que nos incluye, respeto hacia nuestro cuerpo, nuestras emociones y pensamientos. Respeto amoroso a nosotros como seres sufrientes, alejándonos de la autocrítica.

Soltar la emoción y dejarla ir: Cuando la emoción haya amainado un poco, es bueno desidentificarse de ella. Que pensemos que no somos la emoción, sino que vamos a albergarla durante un pedido de tiempo. Como todo lo que tiene una base física, la emoción con el tiempo tenderá a menguar y desaparecer.
El yoga nos ayudará a desarrollar lo que llamamos Conciencia Testigo, esa actitud de aceptación y observación imparcial ante nuestras emociones, pensamientos y sensaciones. Tal actitud  nos permite ser conscientes de que no somos esos eventos pasajeros.

Actuar o no según las circunstancias: Una vez que haya pasado la tormenta emocional puede ser que sea necesario actuar, aunque en otras ocasiones es posible que no haga falta. Aún cuando la emoción haya amainado por completo, es fácil que la respuesta adecuada se haga esperar. Demonos tiempo, en lugar de actuar con precipitación.
Estemos conscientes de lo que pasa, pero sin identificarnos con lo que pasa. En esto consiste el ESTADO DE PRESENCIA, encontrarnos presentes en la acción, aunque no nos perdamos en ella.

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