Como la aceptación nos hace más FELICES

Si tienes un problema y no tiene solución, ¿para qué te preocupas?.
Y si tiene solución, ¿para que te preocupas?
Proverbio Chino

Una de las causas que más sufrimiento nos genera a los seres humanos, es el deseo constante de que las cosas sean diferentes a como lo son en la realidad.
Cuando sucede algo que nos disgusta o no se ajusta a nuestros planes, solemos reaccionar oponiéndonos a ello. Nuestra respuesta suele ser evitarlo, ignorarlo, racionalizarlo o reprimir nuestros sentimientos. Entonces nace en nuestro interior un sentimiento de rechazo, rabia o indignación ante lo sucedido que va creciendo conforme vamos tomando conciencia de lo sucedido.
El que reaccionemos así es totalmente natural, todos los seres vivos tratan de evitar lo que les hace daño y acercarse a lo que les favorece. El problema surge cuando lo que nos disgusta es inevitable, ya que en la vida existen experiencias dolorosas que no podemos eludir: pérdidas, separaciones, enfermedades, accidentes o muertes de seres queridos….Pero si al sufrimiento que generan esas situaciones le añadimos nuestra resistencia estamos entonces generando un sufrimiento innecesario.
Cuando no oponemos resistencia, entonces surge la ACEPTACIÓN. Aceptar significa reconocer y permitir que la realidad del presente sea tal cual es. Pero este proceso no se produce instantáneamente, es el resultado de un proceso gradual que tarda cierto tiempo en desarrollarse.
La aceptación no es pasividad, ni resignación, ni renunciar a que las cosas puedan ser mejores, sino reconocer la realidad que está ocurriendo en el presente.
El psicólogo clínico, Chistopher Germer, nos sistematiza en cinco pasos lo que podría ser un proceso de aceptación de una situación difícil:
1º La primera reacción es de resistencia o rechazo de lo ocurrido.
2º Luego podemos avanzar mostrando cierta curiosidad por lo sucedido y por nuestra reacción.
3º El tercer paso sería ser capaces de permitir el malestar, sin que nos dañe o nos sobrepase.
4º En esta cuarta etapa los sentimientos a veces se oponen a lo sucedido y otras lo aceptan, van y vienen.
5º Por último, somos capaces de reconciliarnos con los hechos y descubrir las posibilidades que la nueva situación encierra.
Porque según nos recuerda un viejo proverbio, “aquello que se resiste, persiste”, es solo cuando comenzamos a aceptar, que la situación cambia.

Elijo la Paz

 

Una noche un anciano indio le contó a su nieto una leyenda cherokee de los dos lobos.

  • Así, el anciano le dijo al nieto: “Dentro de cada uno de nosotros hay una dura batalla entre dos lobos. Uno de ellos es un lobo malvado, violento, lleno de ira y agresividad. El otro es todo bondad, amor, alegría y compasión”.
  • El nieto se quedó unos minutos pensando sobre lo que le había contado su abuelo y finalmente le preguntó:”Dime abuelo, ¿Cuál de los dos lobos ganará?”.
  • Y el anciano indio respondió:
  • “Aquél al que tú alimentes, nieto».

En la vida, no siempre podemos escoger las circunstancias, ni tendremos control sobre el comportamiento de otras personas, enfrentándonos a menudo a situaciones complicadas y difíciles, incluso ante pensamientos “pegajosos” que nos hacen revivir una y otra vez, situaciones que nos causan dolor.

Como refleja esta historia, no podemos escoger las situaciones que se nos presentan, si bien, sí podemos elegir que lobo alimentar, que actitud tomar antes las dificultades, tenemos la libertad de elegir entre el conflicto o la paz.

Elegir la paz, no supone renunciar a cambiar las cosas en el futuro, sino tan solo reconocer la realidad que ya existe en el presente. Esta aceptación nos invita a no oponer resistencia al fluir de la vida, a lo que ya es. Requiere que identifiquemos las emociones experimentadas, los pensamientos, los reconozcamos y validemos para después soltarlos y poder elegir la paz en nuestro interior. Esta actitud nos ayudará a no añadir sufrimiento innecesario, aportándonos serenidad, a la vez que nos permitirá poner en marcha la solución más inteligente a esa dificultad. Se trata de una nueva forma de mirar un problema, donde antes había un callejón sin salida ahora se abre una oportunidad enriquecedora.

Realizar respiraciones conscientes y conectarnos con nosotros, con lo que estamos sintiendo, nos ayudará a tomar conciencia de nuestra posibilidad de elección, paz o conflicto.

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