El Cuerpo tiene sus Razones

El titulo de esta entrada es el de un libro que por suerte llegó a mis manos, de Therese Bertherar y Carol Bernstein.

Este libro es una invitación a hacernos los mejores conocedores de nuestro CUERPO y así poder liberarlo. Nos explican las autoras que preparando bien el terreno, el cuerpo por si solo evoluciona en el buen sentido de manera natural.

Tengo la costumbre de no creer a pies puntilla todo lo que se escribe en los libros, por el contrario prefiero pasarlo por el filtro de mi propia experiencia personal. Es por esto que os invito también a pasar por vuestro filtro personal lo que aquí exponemos y sacar vuestras propias conclusiones. Te dejamos al final del artículo algunas preguntas que pueden serte útiles.

De todas forma no es nada nuevo lo que nos proponen las autoras, todos hemos experimentado en alguna ocasión como el cuerpo responde a nuestras emociones, incluso como nos da pequeños avisos tales como una contractura muscular en la zona del cuello después de una jornada de mucha tensión emocional o por malas posturas corporales.

Ya nadie duda que cuerpo y mente están en continua interacción. Así el prestigioso neurocientífico Antonio Damasio nos recuerda:

Un cuerpo en calma se traduce también en una mente relajada.

Una mente tranquila y centrada, piensa mejor y decide mejor.

Son varias las disciplinas que nos pueden ayudar a tomar conciencia de nuestro cuerpo, una de ellas es el YOGA. Entre los muchos beneficios de su práctica se encuentra el desarrollo de la conciencia corporal, lo que nos va a permitir entender que cuerpo, mente, emociones, pensamientos, etc…funcionan como un todo. En esa totalidad que somos, cada una de las partes depende de las otras y si cada una cumple su función dará como resultado el equilibrio.

Desarrollar esa CONCIENCIA CORPORAL, de la que hablamos, nos va a enseñar a escuchar nuestro cuerpo, de esta manera podremos descubrir donde hay lugares de tensión y como es la sensación al soltarla, o nos irá indicando que estado emocional nos habita en cada momento, ya que toda emoción se refleja en el cuerpo, seamos o no conscientes. Al ser capaces de movernos de forma consciente, podrémos darnos cuenta cuando un movimiento es dañino, antes de lastimarnos.

Esta toma de conciencia del cuerpo, que es un primer paso hacia el BIENESTAR, no es inmediato sino que requerirá de un aprendizaje o mejor aún de desaprender lo que nos ha llevado a desconectarnos de él.

Para terminar quizás quieras responder a alguna de estas preguntas: ¿Como está colocado tu pie derecho en este momento? no lo mires, solo siente. ¿Y tu cadera izquierda, soporta el mismo peso que la derecha o no?, ¿están tu hombros a la misma altura o quizás uno esté más elevado que el otro?

¿Te animas a probar?

El Miedo: ¿enemigo o aliado?

«Locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes»

Albert Einstein

En una entrada anterior de este Blog, te hablamos sobre las Emociones, ¿recuerdas?, aquellas reacciones innatas, involuntarias y subjetivas que suelen ir acompañadas de cambios fisiológicos en nuestro organismo y a las que vale la pena prestar atención. Las emociones nos van a avisar si estamos en peligro o si están invadiendo nuestros límites o si has perdido a alguien importante.

Hoy queremos hablarte del Miedo, una de las emociones básicas junto a la alegría, la sorpresa, el asco, la ira y la tristeza. Si aprendemos a relacionarnos con él, nos beneficiaremos de toda su sabiduría. Por el contrario si dejamos que nos maneje a su antojo, cuando percibamos una amenaza o sentimos miedo saldremos huyendo o atacaremos de forma impulsiva.

El primer paso para regular las emociones y convertirnos en personas emocionalmente inteligentes es ser consciente de ellas.

Todos experimentamos miedo en alguna ocasión, lo traemos de serie y suele ayudarnos en muchas ocasiones. El miedo es la emoción que se activa cuando percibimos un peligro, ya sea real al encontramos con un hambriento león, o imaginario si pensamos que nos vamos a quedar sin voz al hablar en público.

Como la probabilidad de cruzarnos con un fiero león son bastante bajas seguiremos hablando del miedo que se dispara cuando anticipamos peligros futuros.

La sensación de miedo no suele resultar agradable, está bien reconocerlo, aceptar nuestras debilidades y vulnerabilidad, nos recuerda que no somos súper héroes, sino humanos, ¡bienvenido al CLUB!!!.

Es gracias a una estructura cerebral llamada corteza prefrontal, que podemos tomar conciencia de esa sensación e interpretar la situación de forma objetiva.

1. ¿Este miedo se debe a un peligro real o me lo estoy imaginando? 

El problema no es experimentar miedo, sino ver problemas donde no los hay, anticiparnos al futuro con ansiedad y temor.

2. Ahora que sé que esto que siento es miedo, ¿qué hago con él?

Esa capacidad que tenemos de pararnos y reflexionar nos va a permitir darnos cuanta a que clase de miedo necesitamos enfrentarnos, real o imaginario, y decidir como queremos actuar.

3. ¿A qué recursos, externos o internos,  puedo recurrir para encontrar ayuda?

Cuando se trata de enfrentarnos a problemas reales, nuestros recursos personales, familiares, sociales, sanitarios, etc suelen ser mayores que nuestras dificultades.

Nos puede ayudar pensar qué otras situaciones, que nos generaban temor, hemos enfrentado. ¿Cuales fueron las acciones que llevamos a cabo y nos dieron buenos resultados? y ¿cuales no nos sirvieron?. Esto nos permitirá hacer una lista de nuestros recursos. Incluso podemos averiguar que soluciones ponen en marcha otras personas en situaciones como la nuestra y que nosotros nunca nos atrevimos a probar y quizás AHORA es el momento.

¿Te animas a probar?

El Yoga y las Emociones

«El arte de vivir no es ir a la deriva despreocupadamente ni tampoco aferrarse a las cosas con temor. Consiste en ser sensibles a cada momento que se presenta, en contemplarlo como algo absolutamente nuevo y único, en tener la mente abierta y totalmente receptiva”

Alan Watts

Hola de nuevo, es probable que si estás leyendo este artículo es porque tienes interés en tu bienestar, enhorabuena, nadie puede hacer eso por ti, tan bien como tú mismo.

En esta entrada de nuestro blog,  pretendemos hacer una reflexión sobre como las técnicas de yoga son otra herramienta que pueden ayudarnos en la autorregulación de las emociones.

Ramiro Calle, pionero en introducir en España esta disciplina, afirma en El Gran Libro del Yoga, que «es básicamente un método de mejoramiento humano. Procura claves, preinscripciones, métodos y técnicas para el autoperfeccionamiento, bienestar integral y la evolución de la conciencia».

Son muchos los beneficios que nos va a aportar la practica del yoga. A nivel físico va ayudarnos a cuidar y rejuvenecer las articulaciones, fortalecer y flexibilizar nuestra musculatura, mejorar la capacidad respiratoria así como a nivel mental mejora la concentración, entre otros. Pero no es nuestro objetivo exponer todas las ventajas de practicar esta disciplina sino exponer lo que podríamos llamar uno de los efectos secundarios que obtenemos a nivel emocional, las herramientas que nos van a servir para manejar las emociones.

Durante una clase de yoga es probable que afloren emociones y sentimientos de manera espontánea y nos hagamos más conscientes de ellos. Quizás aparezca frustración al no conseguir hacer la postura o envidia al ver lo bien que le sale al compañero, el miedo puede surgir al colocarnos cabeza abajo en posturas invertidas y la satisfacción al terminar una clase y sentirnos bien. Las emociones existen para tratar de resolver problemas, no para crearlos. Si frecuentemente nos hacen sufrir es porque les oponemos resistencia y no sabemos manejarlas con habilidad. Mientras sigamos identificados con nuestra emociones, seremos dominados por ellas, y por tanto, no podremos comprender realmente como es nuestra realidad y como podemos vivirla con acierto y plenitud.

El objetivo será lograr que las emociones no sean un impedimento, sino una ayuda, para lo que se requiere que modifiquemos la forma de relacionarnos con ellas.

7 Peldaños para conseguir el equilibrio emocional

Vicente Simón (2011), médico y psiquiatra, pionero en despertar el ínterés por el Mindfulness en España, nos habla de 7 peldaños para conseguir el equilibrio emocional:

  1. Pararse
  2. Respirar hondo, serenarse
  3. Tomar conciencia de la emoción
  4. Aceptar la experiencia, permitir la emoción
  5. Darnos cariño
  6. Soltar la emoción, dejarse ir
  7. Actuar o no, según las circunstancias.

¿Cómo el yoga puede ayudarnos en este sentido?

Cuales son esas herramientas del yoga que nos ayudan a manejar las emociones a veces difíciles, vamos a repasarlas recorriendo esos 7 peldaños de Simón:

Pararse: La practica de yoga supone un espacio para parar durante un tiempo nuestro “modo hacer” y permitirnos pasar al modo “ser”. Un espacio donde apagamos el interruptor, es decir, pasamos a activar el Sistema Parasimpático, aquella parte de nuestro Sistema Nervioso que nos permite descansar, relajarnos y reponer energía. Esto nos va a permitir llevar la atención desde el exterior hacia dentro y así hacernos conscientes de lo que estamos sintiendo, pensando, etc.
Incorporar dentro de nuestros hábitos estas pausas, nos va a permitir pararnos cuando experimentemos una emoción intensa o estrés. La emoción nos impulsa a actuar en seguida de manera irreflexiva. En lugar de esto podemos concedernos un tiempo para reflexionar y valorar lo que está sucediendo en nuestro interior. De esta manera interrumpimos la cadena de condicionamiento y creamos la posibilidad de responder de manera distinta a la habitual.

Respirar hondo y serenarse: Otra de las habilidades que se adquieren con la práctica de yoga es la conciencia respiratoria. Llevar la atención a la respiración nos va a permitir disminuir la activación ante una emoción intensa. Una vez que nos hemos tranquilizado va a resultar más fácil hacernos presentes en la experiencia emocional que atravesamos. Con las practicas de las técnicas de respiración el alumno va a adquirir la conciencia de su efecto sobre el sistema nervioso.

Tomar conciencia de la Emoción: Supone familiarizarnos con todos los aspectos de la emoción, los cambios corporales, pensamientos o situaciones que las desencadenan, recuerdos o imaginaciones. Luego procederemos a identificar de que emoción se trata y ponerle nombre. Y por último si la emoción nos hablara ¿qué nos diría?, ¿qué nos impulsa a hacer?, ¿qué necesidad revela?.
Con la práctica de yoga desarrollamos la sensibilidad, la capacidad de los seres vivos de responder a los estímulos tanto externos como internos, tanto fisiológicos como psicológicos. La sensibilidad del cuerpo va a informarnos de la respuesta física de la emoción en él, lo que hará posible que llevemos la atención a aquella parte del cuerpo donde se manifieste la emoción, de esta manera en lugar de evitar esas sensaciones, podamos percibirla con detalle y tratar de relajar y ablandar esa zona afectada, creando espacio para que la emoción se exprese a través del lenguaje de las sensaciones corporales.
La sensibilidad de la mente, nos dará información de los pensamientos y juicios que aparezcan asociados.

Aceptar la experiencia y permitir la emoción: Se trata de observar la emoción sin ofrecer resistencia, permitiendo que sea tal cual es. En lugar de oponernos a ella, le creamos un espacio, permitiéndole que se exprese con libertad en nuestro mundo interno.
En la práctica de yoga el trabajo con el Niyama Santosha, una de las actitudes a cultivar, nos anima a la aceptación del momento presente con lo que hay. También la relajación del esfuerzo durante Asana nos facilita ese trabajo de crear espacio y no oponernos a la resistencia, de forma que podamos encontrar algo de comodidad en posturas aparentemente incómodas.

Darnos cariño: Durante la practica de yoga tratamos de conectar con esa parte de nosotros que aún se siente íntegra y sana, que aún puede funcionar como una fuente de amor y de ternura. Se trata de que nos reconozcamos a nosotros mismos como seres dignos de ser queridos y que logremos entrar en contacto con un espacio de paz, belleza, de fuerza y de amor. Un espacio que es el antídoto del sufrimiento que estamos experimentando.

En yoga,  Ahimsa es el Yama que nos enseña el respeto amoroso ante la vida que nos incluye, respeto hacia nuestro cuerpo, nuestras emociones y pensamientos. Respeto amoroso a nosotros como seres sufrientes, alejándonos de la autocrítica.

Soltar la emoción y dejarla ir: Cuando la emoción haya amainado un poco, es bueno desidentificarse de ella. Que pensemos que no somos la emoción, sino que vamos a albergarla durante un pedido de tiempo. Como todo lo que tiene una base física, la emoción con el tiempo tenderá a menguar y desaparecer.
El yoga nos ayudará a desarrollar lo que llamamos Conciencia Testigo, esa actitud de aceptación y observación imparcial ante nuestras emociones, pensamientos y sensaciones. Tal actitud  nos permite ser conscientes de que no somos esos eventos pasajeros.

Actuar o no según las circunstancias: Una vez que haya pasado la tormenta emocional puede ser que sea necesario actuar, aunque en otras ocasiones es posible que no haga falta. Aún cuando la emoción haya amainado por completo, es fácil que la respuesta adecuada se haga esperar. Demonos tiempo, en lugar de actuar con precipitación.
Estemos conscientes de lo que pasa, pero sin identificarnos con lo que pasa. En esto consiste el ESTADO DE PRESENCIA, encontrarnos presentes en la acción, aunque no nos perdamos en ella.

Suscríbete a nuestro Blog

¿Quienes son las emociones?

 

“El miedo es el medio de descubrir lo que necesitas encontrar”

Álex Rovira y Francesc Miralles,

El Laberinto de la Felicidad

 Se habla mucho de las emociones incluso de cómo los padres deberían enseñarlas a sus hijos. Las emociones están continuamente presentes en nuestras vidas, y cada vez está más demostrado que el desarrollo emocional forma parte del desarrollo cognitivo, por eso la escuela juega un papel importantísimo a la hora de educar las emociones.   

¿Qué son las emociones y cómo nos puede ayudar conocerlas?.

Según se define en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española se trata de “una alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática”.

En el Diccionario de Neurociencia, de Francisco Mora y Sanguinetti (2004) se define la emoción como “una reacción conductual subjetiva producida por la información proveniente del mundo externo o interno (recuerdos) del individuo. Se acompaña de fenómenos neurovegetativos. El sistema límbico es parte importante del cerebro relacionado con la elaboración de las conductas emocionales”.

Resumiendo, podemos definir la emoción como un “estado afectivo que experimentamos, una reacción innata, involuntaria y subjetiva que suele ir acompañada de cambios fisiológicos en nuestro organismo y expresiones faciales, motoras, etc.. Surge como reacción a una situación externa concreta, aunque puede provocarla también una información interna del propio individuo, como por ejemplo un pensamiento”.

Cuando decimos que se trata de una reacción innata e involuntaria nos referimos a que en todos los organismos la reacción emocional es un mecanismo puesto en marcha de modo automático. Imagina que una cebra se encuentra con un león hambriento en medio de la selva y detecta un peligro entonces responderá de forma automática, defendiéndose o huyendo. Pero si somos alguno de nosotros los que nos encontramos con este león, seguro que responderemos igual y que ninguno de nosotros nos quedamos reflexionando sobre cual es la mejor forma de convencer al felino para que no nos meriende.

De igual manera, si sentimos hambre ante un plato de comida también tendremos una reacción emocional que nos llevará a acercarnos a comer.

Lo adaptativo de emocionarse es que no tenemos que pensar para actuar, sino que al emocionarnos podemos responder o actuar con rapidez, ya que la emoción prepara nuestro cuerpo para evitar o enfrentar, defendernos o exponernos. Esta forma de reaccionar se ha ido adquiriendo a lo largo de la evolución de las especies,  todas las emociones cumplen funciones básicas para poder adaptarnos al medio y sobrevivir a los diferentes peligros del ambiente.

Estas reacciones ante el peligro o ante cualquier estímulo placentero obedecen a mecanismos universales codificados en el cerebro hace millones de años. Las emociones van a activar una parte del Sistema Nervioso que se conoce como Sistema Nervioso Autónomo o Vegetativo. Sin embargo, el hombre, a diferencia de otros seres vivos, gracias a otra parte de su cerebro que es la corteza cerebral, conoce sus emociones y puede ser consciente de ellas. Esto da lugar a los sentimientos que implica una participación de la conciencia y por tanto del cerebro más evolucionado. Por ejemplo: puedo tener la emoción de rabia por perder una carrera pero tendré el sentimiento de frustración si además de la rabia tengo un pensamiento asociado de “nunca podré ganar”.

Que poseamos este cerebro nos hace posible que desarrollemos la habilidad de autorregular nuestras emociones y poder manejar nuestros propios sentimientos, lo que nos va a permitir poder expresarlos de forma apropiada. La emoción ocurre irremediablemente, lo que sí que podemos controlar es la conducta asociada a dicha emoción.

Por eso, es necesario que en nuestra vida diaria integremos la cabeza y el corazón, ¿cómo?, aplicando algo de lo que ya hemos hablado en entradas anteriores, la inteligencia emocional  en la vida diaria.

Las emociones realizan la primera evaluación de la situación desde el punto de vista de cómo afecta a nuestro bienestar. Esto puede dar lugar en nuestro mundo interno a temores o esperanzas, deseos y miedos, informándote de si algo es importante para tu bienestar.

También van a comunicar sobre como es nuestro estado interno y deseos a los demás. El enfado, por ejemplo, señala que tenemos la intención de proteger nuestros límites, la tristeza que hemos perdido algo importante o la alegría que alcanzamos una meta.

Todo esto significa que las emociones nos pueden ayudar a conducir nuestras vidas.

Os dejamos este video que lo explica de forma muy sencilla y esperamos que conocer más sobre las emociones te ayude a conocerte mejor.

Suscríbete a nuestro Blog

¿Eres una persona emocionalmente inteligente?

“La inteligencia emocional representa el 80% del éxito en la vida”
Daniel Goleman

Todo lo emocional está muy de moda, eso lo saben bien los diseñadores de publicidad, hasta el punto de ver el otro día un anuncio donde una marca de cervezas nos animaba  a “expresar las emociones”, claro que para ellos su objetivo es vender más cervezas, no que seas emocionalmente inteligente y sepas manejarlas.

Las emociones juegan un papel muy importante en lo que pensamos, en las decisiones que tomamos y en nuestro éxito en la vida.

El término de inteligencia emocional fue acuñado por el psicólogo Daniel Goleman, basándose en el modelo de inteligencias múltiples de Gardner, como una inteligencia derivada de las inteligencias intrapersonal e interpersonal. Según Goleman se puede definir la Inteligencia Emocional en base a dos habilidades:

Una es reconocer, canalizar y manejar los propios sentimientos, habilidades que son propias de la inteligencia intrapersonal.

La otra habilidad supone manejar adecuadamente los sentimientos que aparecen en la relación con los demás, esta se corresponde con  la inteligencia interpersonal de la que nos habla Gardner.

Según el autor del libro Inteligencia Emocional, ¿cuales son las cualidades de las personas emocionalmente inteligentes?:

Conocen sus propias emociones. La mayor parte de nosotros tenemos más capacidad para expresar lo que pensamos que lo que sentimos. Poder tener conciencia de las propias emociones en el momento en que ocurren nos posibilita poder decidir nuestro comportamiento. Por el contrario una incapacidad en este sentido nos deja a merced que decidan por nosotros las emociones de forma incontrolada.

Conocen como manejar la emociones. Esto supone la habilidad de poder manejar nuestros propios sentimientos, lo que nos permitirá poder expresarlos de forma apropiada, sin dañar a los demás ni a nosotros mismos. Para poder llevar a cabo esta habilidad será requisito imprescindible que contemos con la primera de las características, que seamos conscientes de nuestras propias emociones en el momento en el que suceden.

Se motivan a ellos mismos. La motivación y la emoción se relacionan íntimamente. Una determinada emoción nos va a acercar o alejar de nuestro objetivo, por ejemplo el miedo tiende a alejarnos a decirnos que no podemos mientras que la impaciencia puedo provocar que tomemos decisiones que nos nos beneficien, a su vez la confianza es un buen aliado para acompañarnos en nuestros proyectos. El autocontrol emocional, del que ya hemos hablado en este blog, supone demorar gratificaciones y dominar la impulsividad, las personas que cuentan con estas capacidades tienden a ser más efectivas en los proyectos que emprenden.

Reconocen las emociones de los demás. Esta habilidad es conocida como empatía, y nos permite sintonizar mejor con las señales que indican lo que sienten las otras personas y pueden necesitar o desear.

Tienen la capacidad de establecer relaciones sociales. Se trata de una competencia social básica en un líder, contar en su repertorio de comportamiento con estas habilidades sociales les facilita mantener relaciones suaves y efectivas con los demás.

El conocimiento de nosotros mismos o autoconciencia es la base de las otras competencias, es el que permite poner en practica, el autocontrol y la motivación.

Para la persona emocionalmente inteligente cada momento es una oportunidad para ser consciente de sí mismo.

Suscríbete a nuestro Blog