El Helecho y el Bambú, cuento sobre la Resiliencia.

Os traemos esta vez un cuento anónimo que nos recuerda que no perdamos la ilusión, que seamos resilientes y continuemos perseverando en aquello que queremos conseguir, aunque no veamos aún los resultados.

Esto también lo podemos experimentar al practicar yoga, nuestro afán de «hacer la postura» hace que no seamos conscientes que lo realmente importante es el camino hasta ella, ahí reside toda la sabiduría que podemos adquirir y que después nos será útil en nuestro día a día. Dice así….

Había una vez un carpintero que parecía tener su vida resuelta. Tenía su taller, una mujer a la que amaba y dos hijos. Sin embargo, un día comenzó a tener menos pedidos, por lo que empezaron a haber problemas económicos en la casa.

El hombre quería cuidar su trabajo, y para hacerlo comenzó a intentar distintas formas de sacar su taller adelante, pero ninguna daba resultado. Los problemas económicos comenzaron a generarle problemas con su mujer, y los niños, al verlos tristes y peleados, empezaron a tener dificultades en el colegio.

El carpintero se sentía desanimado: nada de lo que hacía parecía tener sentido, puesto que las cosas iban cada vez peor. Un día, a punto de tirar la toalla, decidió ir al bosque a ver a un viejo sabio.

Había caminado una media hora por el bosque, cuando se encontró con el anciano. Este tenía una casa humilde y al ver al carpintero lo invitó a pasar para que tomaran un té. Notó la preocupación en su semblante y le preguntó qué le pasaba. El carpintero le relató sus desventuras, mientras el anciano lo escuchaba atenta y serenamente.

Cuando terminaron de tomar el té, el anciano invitó al carpintero para que fuera a un esplendoroso solar que había en la parte trasera de la casa. Allí estaban el helecho y el bambú, al lado de decenas de árboles. El anciano le pidió que observara ambas plantas y le dijo que tenía que contarle una historia.

Hace ocho años tomé unas semillas y planté el helecho y el bambú al mismo tiempo. Quería que ambas plantas crecieran en mi jardín, porque las dos me resultan muy reconfortantes. Puse todo mi empeño en cuidarlas a ambas como si fueran un tesoro

Poco tiempo después noté que el helecho y el bambú respondían de manera diferente a mis cuidados. El helecho comenzó a brotar y en apenas unos meses se convirtió en una majestuosa planta que lo adornaba todo con su presencia. El bambú, en cambio, seguía debajo de la tierra, sin dar muestras de vida.

Pasó todo un año y el helecho seguía creciendo, pero el bambú no. Sin embargo, no me di por vencido. Seguí cuidándolo con mayor esmero. Aun así, pasó otro año y mi trabajo no daba frutos. El bambú se negaba a manifestarse.

Tampoco me di por vencido después del segundo año, ni del tercero, ni del cuarto. Cuando pasaron cinco años, por fin vi que un día salía de la tierra una tímida ramita. Al día siguiente estaba mucho más grande. En pocos meses creció sin parar y se convirtió en un portentoso bambú de más de 10 metros ¿Sabes por qué tardó tanto tiempo en salir a la luz?.

El carpintero, después de escuchar la historia, no tenía idea de por qué el bambú había tardado tanto en manifestarse. Entonces, el anciano le dijo.

Tardó cinco años porque durante todo ese tiempo la planta trabajaba en echar raíces. Sabía que tenía que crecer muy alto y por eso no podía salir a la luz hasta tanto no tuviera una base firme que le permitiera elevarse satisfactoriamente. ¿Comprendes?

El carpintero, entonces, comprendió que todas sus luchas estaban destinadas a echar raíces. Y que el hecho de no ver los frutos de su trabajo en ese momento no significaba que estuviera perdiendo el tiempo, sino que se estaba haciendo más fuerte.

Antes de dejarlo ir, el anciano le dio al carpintero un último mensaje:

«Esta historia debe recordarte que no importa cuánto tarde algo en dar sus frutos. Lo más importante en un momento difícil no es buscar a toda costa ver resultados».

«En cambio, lo fundamental es trabajar arduamente en las raíces. Pues sólo gracias a ellas podrás crecer y convertirte en la mejor versión de ti mismo».

¿Te animas a probar?

Resiliencia: para la etapa COVID -19.

La vida en ocasiones nos pone a prueba, como está sucediendo estos días con la situación del COVID -19, que nos exige una serie de medidas para evitar que el coronavirus se propague, entre ellas que nos quedemos confinados en casa y como consecuencias problemas laborales o de relaciones.

Ante una misma situación, las personas reaccionamos de formas diferentes, poniendo en marcha distintas estrategias de afrontamiento. Ante esta realidad tenemos la opción de verlo como un obstáculo, quejarnos y hundirnos o por el contrario sobreponernos, salir fortalecidos y desarrollar nuestra RESILIENCIA.

Hablamos, de la capacidad humana de asumir con flexibilidad las situaciones adversas y sobreponernos a ellas. Desde la Psicología añaden, que esta fortaleza personal no solo supone afrontar esta situación critica, sino salir fortalecidos de ella.

¿Cómo se comportan las personas resilientes?

Las personas resilientes son aquellas que utilizan estas situaciones para crecer, desarrollando el máximo de su potencial para convertirse en la mejor versión de ellos mismos.

Las investigaciones indican que las personas resilientes son más optimistas y se caracterizan por usar las emociones positivas como estrategia de afrontamiento. Además, hacen frente a las experiencias adversas utilizando el humor, la exploración creativa y el pensamiento optimista

(Fredrickson y Tugare, 2003).

La Resiliencia no es una cualidad innata con la que nacemos, es algo que todos podemos desarrollar a lo largo de la vida. Algunas personas han aprendido después de ver en sus padres o entorno cercano estas actitudes y otras han ido desarrollándolas ellas solitas.

Todos podemos ser resilientes si cambiamos algunos hábitos y creencias. 

¿Cómo convertirnos en un persona Resiliente?

1. Conoce tus fortalezas y tus limitaciones. Conocernos en este sentido, nos ayudará a establecer metas objetivas que no solo tienen en cuenta nuestros sueños y deseos, sino también los recursos personales, familiares, sociales …con los que disponemos. Confía en esas capacidades que tienes para hacer frente a la situación de dificultad.

2. Desarrolla la creatividad, no se trata de repetir lo que no nos da solución, sino de encontrar nuevas formas de transformar esta experiencia. Las personas resilientes ven en la dificultad una oportunidad para generar un cambio, crecer siendo conscientes que estos momentos no serán eternos. Preguntaté ¿qué puedo aprender de esto?.

3. Desarrolla un optimismo realista. Esto no significa negar la realidad, se necesita una gran dosis de objetividad y aceptación pero con gafas optimistas. Nos ayudará rodearnos de personas que tienen una actitud positiva, una red social sólida que nos sostenga en estos momentos. El humor también nos ayudará a mantenernos optimistas y centrarnos en los aspectos más positivos.

4. Centraté en manejar tus emociones. Querer controlar todos los aspectos de nuestra vida es fuente de importantes tensiones y frustraciones. No podemos controlar todo lo que nos sucede pero sí aprender a manejar la incertidumbre del momento y nuestras emociones, buscando que estas, sean nuestras aliadas.

5. Sé flexible pero persiste. Las personas resilientes son flexibles ante los cambios, lo que no las lleva a abandonar sus propósitos. Por el contrario los distinguen su esfuerzo y perseverancia, fruto de una motivación intrínseca que los mantiene en la lucha hacia su meta. Conocen que ser felices es una cuestión de voluntad.

Si queremos que también los niños afronten estás situaciones con fortaleza, debemos ser conscientes que los adultos somos ejemplo de estas actitudes. No se trata de evitar que tropiecen y se caigan, sino enseñarles a levantarse, confiar que ellos pueden y en sus capacidades. Crear para esto un entorno de seguridad desde modelos de apego seguros, mirando la situación como una oportunidad de aprender.

Sabiendo con certeza que esta situación no es eterna y pasará os deseamos confianza en vuestras capacidades de hacer frente a esta situación y salir de ella siendo la mejor de las versiones de vosotros mismos.

¿Te animas a probar?

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