El Estrés: un enemigo silencioso.

«Que lo urgente no te impida, ocuparte de lo importante”

Dos amigos se encuentran:

– Hola ¿como estás? ¿cómo te va todo?

– Bien, con mucho jaleo, no paro la verdad, estoy a tope de estrés, ya sabes lo normal.

Esta podría ser una conversación habitual entre dos personas, da la sensación que estar estresado sea lo normal, como si nos hiciera sentir que somos más importantes. Nos hemos habituado a comer deprisa, andar deprisa, hacer varias cosas a la vez, hablar por teléfono mientras estamos haciendo otras cosas, hemos normalizado el estrés. Pues NO, no lo es, No es Normal estar estresados o estresadas.

Una definición del estrés podría ser el proceso que se inicia cuando las demandas del entorno (laboral, familiar, social, etc.) a las que debe dar respuestas una persona, es superior a los recursos de los que dispone, lo que va a producir una activación fisiológica que, aunque en un primer momento le va a ser útil, si se mantiene en el tiempo provocará malestar, incluso puede dañar su salud.

Las reacciones fisiológicas del estrés cumplen una función adaptativa, permitieron sobrevivir a nuestros antepasados en situaciones de peligro. Gracias a ellas si vemos que al cruzar un paso de cebra, un coche viene a toda velocidad, no nos paramos a pensar que podemos hacer…..por el contrario, sin que intervenga la parte cortical de nuestro cerebro, somos capaces de echar a correr y ponernos a salvo de ser atropellados.

La parte de nuestro Sistema Nervioso que regula estas reacciones al estrés, es el Sistema Nervioso Simpático. Esta parte se pone en funcionamiento ante cualquier amenaza, peligro o cambio de vida, preparando a nuestro cuerpo para afrontarlo aumentando el ritmo cardiaco y la respiración, movilizando el metabolismo celular para obtener más glucosa en sangre, dilata las pupilas……En estos momentos se va a liberar en nuestro organismo el cortisol o también llamada la hormona del estrés. Pero el Sistema Nervioso Simpático no puede estar permanentemente activado o encendido. Si no apagamos esta respuesta al estrés, terminaremos agotados y nuestro cuerpo acabará por dañarse y enfermar.

Necesitamos por lo tanto aflojar y relajar los músculos, contraer las pupilas, dormir, enlentecer el ritmo cardiaco, es decir apagar el interruptor. De esto se encarga el Sistema Nervioso Parasimpático, esa parte de nuestro Sistema Nervioso que nos permite descansar, hacer la digestión, relajarnos y reponer energías.

Ambos sistemas garantizan que el organismo gaste la energía suficiente como para hacer frente a los problemas, la reponga y acumule, así  el organismo estará preparado para afrontar las nuevas situaciones.

Pero los seres humanos tenemos mucha facilidad para encender el Sistema Nervioso Simpático e incluso tenerlo crónicamente activado como un hábito. Por ejemplo cuando aparece el insomnio y una persona no consigue conciliar el sueño porque está anticipando algún problema o tarea pendiente a la que debe hacer frente al día siguiente, está encendiendo su Sistema Nervioso Simpático innecesariamente, cuando debería tenerlo apagado.

Con bastante frecuencia vemos peligros y amenazas donde no las hay, encendemos ese interruptor y segregamos cortisol de forma constante. Nuestros pensamientos en ocasiones, interpretan las palabras de alguien como ataques hacia nosotros o situaciones de la vida cotidiana, como el tráfico nos produce irritación, haciéndonos enfadar,  o la falta de sentido del humor ante los errores sin importancia en nuestro día a día, son alguna de las situaciones habituales que nos activan nuestros sistemas de alarma disparando las respuestas fisiológicas similares a si nos encontrásemos a un león frente a nosotros.

¿Qué podemos hacer para controlar el estrés?

Una de las herramientas que nos pueden ayudar es aprender a gestionar el tiempo, que en definitiva es gestionar la vida. La falta de tiempo en ocasiones funciona como un paraguas que tapa cosas que no queremos reconocer. El tiempo es el mismo para todos y no se puede estirar, depende de cada uno el querer aprovecharlo para alcanzar nuestros objetivos vitales y profesionales. La forma de mejorar nuestro uso del tiempo está en invertir en cada actividad lo necesario. Ya que con frecuencia los humanos nos enredamos innecesariamente en asuntos que nos estresan, nos generan ansiedad y nos amargan la vida.

El cuento que os dejamos sobre las piedras y el frasco nos puede ayudar a identificar cuales son en nuestra vida las cosas importantes a la hora de gestionar nuestros tiempos, porque si lo llenamos de lo que es urgente muy probablemente no tengamos tiempo para lo que realmente nos importa.

En próximas entradas continuaremos comentando otras herramientas que nos acercarán a una vida donde el estrés sea una ayuda y no un enemigo que nos vaya dañando poco a poco. Aquello que nos conducirá a una vida más consciente.

Suscríbete a nuestro Blog