Viaje espiritual a India

«Si quieres ayudar al mundo, ayúdate a ti mismo»

La Sabiduría de Ramana  Maharshi (2006)

El término espiritualidad parece estar de moda. Este concepto aparece habitualmente asociado  con religiosidad, pero cuando preguntamos ¿qué es espiritualidad?,  la Organización Mundial de la Salud nos aclara que no es lo mismo aunque para algunas personas la dimensión espiritual de sus vidas incluya un componente religioso. Al hablar de espiritualidad nos referimos a aquellos aspectos de la vida humana que tienen que ver con experiencias que transcienden los fenómenos sensoriales. Supone una apertura a comprender el sentido y propósito de la vida e indagar en este misterio. Esta búsqueda despierta la conciencia de uno mismo y de su lugar en el mundo.

Viajar es una oportunidad de experimentar esa apertura, de abrir la mente, de expandir nuestra conciencia, conociendo otras formas de pensar, otras maneras de vivir. Siempre digo que el que regresa de un viaje, no es el mismo que quién lo inició, todas las experiencias vividas van sumando en nuestra mochila, ampliando nuestra forma de mirar el mundo y a la vida.

Digamos que en mi viaje a la India jugaba en un equipo ganador de antemano. Viajaba con uno de mis maestros de yoga, quién es psicólogo también, Sergio Martinez,  él había vivido allí durante 12 años y supo transmitirme su respeto y admiración por aquella cultura y su amor por el yoga.

La mayor parte del viaje lo pasamos en una de las cinco ciudades consideradas sagradas en India, Tiruvannamalai, en el estado de Tamil Nadu. La ciudad creció a los pies de Arunachala (“colina de la sabiduría”), la montaña sagrada. Aruna significa rojo, brillante como el fuego de la sabiduría. De colores ocres y rosados, es una hermosa colina de 800 metros de altura, con forma casi piramidal, que los hindúes consideran una manifestación del Dios Shiva, el destructor del ego, la fuente de vida para llegar al estado de Sabiduría.

Vistas desde la cima de Anurachala

En dos pequeñas cuevas de su ladera vivió Sri Ramana Maharishi, uno de los más importantes Maestros espirituales que surgieron en la India durante la primera mitad del siglo XX y cuyas enseñanzas nos invitan a la autoindagación sobre el sí mismo.  El psicólogo Carl Jung, tras entrevistarse con él,  nos dice sobre sus enseñanzas que «lo que encontramos en la vida y las enseñanzas de Sri Ramana es la más pura esencia de la India. Están ahí para recordarnos las cosas similares que tenemos en nuestra propia cultura y que hemos olvidado… No sólo configuran un documento de gran interés humano, sino también un mensaje de advertencia, dirigido a la humanidad que corre el riesgo de perderse en el caos de su inconsciencia y de su falta de control».  

El Ashram de Ramana es un lugar muy especial donde el tiempo parece pararse, visitarlo, pasear o meditar en él es uno de esos momentos inolvidables difíciles de describir.   Mujeres y hombres de diferentes lugares del mundo nos reuníamos en el Samadhi Hall por las tardes para escuchar los cantos védicos, unos entonados por niños y otros por un coro de hombres y mujeres. Después de un rato de meditación escuchando aquellas voces, te inundabas de una gran serenidad y paz, donde solo existía ese momento presente, unidos todos por la búsqueda y el deseo común de ser felices.

Ashram Ramana
Ashram Ramana

A una hora y media de camino desde Tiruvannamalai y a unos 10 kms de la antigua ciudad francesa de Pondicherry,  se encuentra la moderna comunidad internacional de Auroville. Su creación surge del deseo de que exista un lugar donde las personas vivan en comunidad, donde hombres y mujeres aprendan a vivir en paz, armonía, más allá de todas las creencias, opiniones, políticas y nacionalidades.  ¿Es esto posible o se trata de una utopía?.

Ya sé que no descubro nada nuevo, si digo que existen muchas  mujeres de gran valor y fortaleza, que viven con el propósito de crear un mundo mejor. Durante mi visita a Auroville tuve la suerte de conocer a una de estas mujeres extraordinarias, Kalsang Dolma, la persona que dirige el pabellón de la cultura Tibetana.

Con Kalsang Dolma en Auroville

Kalsang nos contó como cruzó la frontera tibetana en brazos de su padre cuando era un bebé tras la invasión del ejército chino y creció en un orfanato en la India. Esta experiencia y el apoyo del Dalai Lama la condujo a crear este pabellón del Tibet que tiene entre sus objetivos acercar a los niños tibetanos a Auroville, para que aprendan habilidades apropiadas de tecnología de construcción, forestación y protección ambiental, etc. A su vez, los niños de Auroville tiene la posibilidad de viajar al Tibet para conocer una forma de vida diferente. La pasión y entrega de esta mujer es admirable y un ejemplo de un propósito en la vida que supera los intereses personales.

El objetivo de este viaje a India era asistir a un retiro de yoga, poder dedicar un tiempo continuado para profundizar en la practica personal. Pero practicar yoga en verano en India, supone tener que levantarte a las 5 de la mañana para realizar la parte física antes que el calor sea insoportable. Aún así, lo que recibí después de aquellas dos semanas, siempre compensa el esfuerzo y el Ashram donde nos alojamos, dirigido por Philippe  y Kiran, situado en una zona rural lo facilitaba. Se trataba de un lugar especial que permitía apartarte del bullicio habitual en las calles, del sonido de los claxón y la música, de las motos  que adelantan por cualquier sitio, de las vacas que pasean tranquilamente y todo ese caos habitual de la ciudad que al final termina por fascinarte.

Con toda esta experiencia en mi mochila de vida llego de nuevo a casa más convencida que nunca de la necesidad de abrir nuestra mente y nuestro corazón a un mundo donde no existen esas barreas que nosotros mismos nos hemos creado. Llego agradecida al Yoga  y a los Maestros que han sabido transmitírmelo, quienes han hecho posible que en Occidente podamos también conocer esa experiencia de unión a todos los niveles.

Namasté

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El Yoga y las Emociones

«El arte de vivir no es ir a la deriva despreocupadamente ni tampoco aferrarse a las cosas con temor. Consiste en ser sensibles a cada momento que se presenta, en contemplarlo como algo absolutamente nuevo y único, en tener la mente abierta y totalmente receptiva”

Alan Watts

Hola de nuevo, es probable que si estás leyendo este artículo es porque tienes interés en tu bienestar, enhorabuena, nadie puede hacer eso por ti, tan bien como tú mismo.

En esta entrada de nuestro blog,  pretendemos hacer una reflexión sobre como las técnicas de yoga son otra herramienta que pueden ayudarnos en la autorregulación de las emociones.

Ramiro Calle, pionero en introducir en España esta disciplina, afirma en El Gran Libro del Yoga, que «es básicamente un método de mejoramiento humano. Procura claves, preinscripciones, métodos y técnicas para el autoperfeccionamiento, bienestar integral y la evolución de la conciencia».

Son muchos los beneficios que nos va a aportar la practica del yoga. A nivel físico va ayudarnos a cuidar y rejuvenecer las articulaciones, fortalecer y flexibilizar nuestra musculatura, mejorar la capacidad respiratoria así como a nivel mental mejora la concentración, entre otros. Pero no es nuestro objetivo exponer todas las ventajas de practicar esta disciplina sino exponer lo que podríamos llamar uno de los efectos secundarios que obtenemos a nivel emocional, las herramientas que nos van a servir para manejar las emociones.

Durante una clase de yoga es probable que afloren emociones y sentimientos de manera espontánea y nos hagamos más conscientes de ellos. Quizás aparezca frustración al no conseguir hacer la postura o envidia al ver lo bien que le sale al compañero, el miedo puede surgir al colocarnos cabeza abajo en posturas invertidas y la satisfacción al terminar una clase y sentirnos bien. Las emociones existen para tratar de resolver problemas, no para crearlos. Si frecuentemente nos hacen sufrir es porque les oponemos resistencia y no sabemos manejarlas con habilidad. Mientras sigamos identificados con nuestra emociones, seremos dominados por ellas, y por tanto, no podremos comprender realmente como es nuestra realidad y como podemos vivirla con acierto y plenitud.

El objetivo será lograr que las emociones no sean un impedimento, sino una ayuda, para lo que se requiere que modifiquemos la forma de relacionarnos con ellas.

7 Peldaños para conseguir el equilibrio emocional

Vicente Simón (2011), médico y psiquiatra, pionero en despertar el ínterés por el Mindfulness en España, nos habla de 7 peldaños para conseguir el equilibrio emocional:

  1. Pararse
  2. Respirar hondo, serenarse
  3. Tomar conciencia de la emoción
  4. Aceptar la experiencia, permitir la emoción
  5. Darnos cariño
  6. Soltar la emoción, dejarse ir
  7. Actuar o no, según las circunstancias.

¿Cómo el yoga puede ayudarnos en este sentido?

Cuales son esas herramientas del yoga que nos ayudan a manejar las emociones a veces difíciles, vamos a repasarlas recorriendo esos 7 peldaños de Simón:

Pararse: La practica de yoga supone un espacio para parar durante un tiempo nuestro “modo hacer” y permitirnos pasar al modo “ser”. Un espacio donde apagamos el interruptor, es decir, pasamos a activar el Sistema Parasimpático, aquella parte de nuestro Sistema Nervioso que nos permite descansar, relajarnos y reponer energía. Esto nos va a permitir llevar la atención desde el exterior hacia dentro y así hacernos conscientes de lo que estamos sintiendo, pensando, etc.
Incorporar dentro de nuestros hábitos estas pausas, nos va a permitir pararnos cuando experimentemos una emoción intensa o estrés. La emoción nos impulsa a actuar en seguida de manera irreflexiva. En lugar de esto podemos concedernos un tiempo para reflexionar y valorar lo que está sucediendo en nuestro interior. De esta manera interrumpimos la cadena de condicionamiento y creamos la posibilidad de responder de manera distinta a la habitual.

Respirar hondo y serenarse: Otra de las habilidades que se adquieren con la práctica de yoga es la conciencia respiratoria. Llevar la atención a la respiración nos va a permitir disminuir la activación ante una emoción intensa. Una vez que nos hemos tranquilizado va a resultar más fácil hacernos presentes en la experiencia emocional que atravesamos. Con las practicas de las técnicas de respiración el alumno va a adquirir la conciencia de su efecto sobre el sistema nervioso.

Tomar conciencia de la Emoción: Supone familiarizarnos con todos los aspectos de la emoción, los cambios corporales, pensamientos o situaciones que las desencadenan, recuerdos o imaginaciones. Luego procederemos a identificar de que emoción se trata y ponerle nombre. Y por último si la emoción nos hablara ¿qué nos diría?, ¿qué nos impulsa a hacer?, ¿qué necesidad revela?.
Con la práctica de yoga desarrollamos la sensibilidad, la capacidad de los seres vivos de responder a los estímulos tanto externos como internos, tanto fisiológicos como psicológicos. La sensibilidad del cuerpo va a informarnos de la respuesta física de la emoción en él, lo que hará posible que llevemos la atención a aquella parte del cuerpo donde se manifieste la emoción, de esta manera en lugar de evitar esas sensaciones, podamos percibirla con detalle y tratar de relajar y ablandar esa zona afectada, creando espacio para que la emoción se exprese a través del lenguaje de las sensaciones corporales.
La sensibilidad de la mente, nos dará información de los pensamientos y juicios que aparezcan asociados.

Aceptar la experiencia y permitir la emoción: Se trata de observar la emoción sin ofrecer resistencia, permitiendo que sea tal cual es. En lugar de oponernos a ella, le creamos un espacio, permitiéndole que se exprese con libertad en nuestro mundo interno.
En la práctica de yoga el trabajo con el Niyama Santosha, una de las actitudes a cultivar, nos anima a la aceptación del momento presente con lo que hay. También la relajación del esfuerzo durante Asana nos facilita ese trabajo de crear espacio y no oponernos a la resistencia, de forma que podamos encontrar algo de comodidad en posturas aparentemente incómodas.

Darnos cariño: Durante la practica de yoga tratamos de conectar con esa parte de nosotros que aún se siente íntegra y sana, que aún puede funcionar como una fuente de amor y de ternura. Se trata de que nos reconozcamos a nosotros mismos como seres dignos de ser queridos y que logremos entrar en contacto con un espacio de paz, belleza, de fuerza y de amor. Un espacio que es el antídoto del sufrimiento que estamos experimentando.

En yoga,  Ahimsa es el Yama que nos enseña el respeto amoroso ante la vida que nos incluye, respeto hacia nuestro cuerpo, nuestras emociones y pensamientos. Respeto amoroso a nosotros como seres sufrientes, alejándonos de la autocrítica.

Soltar la emoción y dejarla ir: Cuando la emoción haya amainado un poco, es bueno desidentificarse de ella. Que pensemos que no somos la emoción, sino que vamos a albergarla durante un pedido de tiempo. Como todo lo que tiene una base física, la emoción con el tiempo tenderá a menguar y desaparecer.
El yoga nos ayudará a desarrollar lo que llamamos Conciencia Testigo, esa actitud de aceptación y observación imparcial ante nuestras emociones, pensamientos y sensaciones. Tal actitud  nos permite ser conscientes de que no somos esos eventos pasajeros.

Actuar o no según las circunstancias: Una vez que haya pasado la tormenta emocional puede ser que sea necesario actuar, aunque en otras ocasiones es posible que no haga falta. Aún cuando la emoción haya amainado por completo, es fácil que la respuesta adecuada se haga esperar. Demonos tiempo, en lugar de actuar con precipitación.
Estemos conscientes de lo que pasa, pero sin identificarnos con lo que pasa. En esto consiste el ESTADO DE PRESENCIA, encontrarnos presentes en la acción, aunque no nos perdamos en ella.

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La Gratitud, una fuente de Bienestar.

«La gratitud puede hacer tu vida más feliz y satisfactoria»

Martin Seligma, psicólogo y escritor, principal representante de la Psicología Positiva.

Las investigaciones efectuadas desde la Psicología Positiva han ofrecido datos sobre la asociación positiva de la gratitud con conductas prosociales, emociones positivas, satisfacción con la vida, el optimismo, la esperanza, vitalidad y percepción subjetiva de felicidad (McCullough, Emmons y Tsang, 2002). A la vez que nos protege de desarrollar alteraciones psicológicas como la depresión, la ansiedad o el consumo de sustancias, como reseñan Bono y McCullough (2006).

La gratitud, o la capacidad de ser agradecidos, nos permite reconocer los aspectos pasados y presentes positivos, buenos, aquello que nos ha beneficiado de algún modo y que, por lo tanto, ha otorgado un significado agradable a nuestra existencia (Peterson y Seligman, 2004; Emmons, 2007).

Cuando reconocemos todo lo que somos y tenemos, nos hacemos consciente de ello, nos sentimos afortunados y eso aumenta nuestra capacidad de acción.

Esta actitud de agradecer no se limita solo a cuando las cosas salen como uno desea, sino incorporarlo como un habito de vida va a transforma nuestra percepción del mundo, cambiando nuestra mentalidad de insuficiencia por otra mentalidad de satisfacción, ya que nos centramos en lo que sí tenemos y no en lo que nos hace falta.

Lo bueno es que esta fortaleza personal  es una habilidad que se puede desarrollar fácilmente practicando unos minutos al día. Estas son algunas ideas para comprobar en ti los beneficios de esta práctica:

  • Mira por la ventana o sal a la calle y encuentra algo que aprecias.
  • Proponte decirle todos los días a tu pareja o a una persona amiga algo que aprecias de ellos.
  • Escribe una carta a alguien a quién estás agradecido.
  • Elabora una lista con los nombres de las personas a quienes tienes algo que agradecer..
  • Llama a una persona para darle las gracias por los buenos momentos.

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Elijo la Paz

 

Una noche un anciano indio le contó a su nieto una leyenda cherokee de los dos lobos.

  • Así, el anciano le dijo al nieto: “Dentro de cada uno de nosotros hay una dura batalla entre dos lobos. Uno de ellos es un lobo malvado, violento, lleno de ira y agresividad. El otro es todo bondad, amor, alegría y compasión”.
  • El nieto se quedó unos minutos pensando sobre lo que le había contado su abuelo y finalmente le preguntó:”Dime abuelo, ¿Cuál de los dos lobos ganará?”.
  • Y el anciano indio respondió:
  • “Aquél al que tú alimentes, nieto».

En la vida, no siempre podemos escoger las circunstancias, ni tendremos control sobre el comportamiento de otras personas, enfrentándonos a menudo a situaciones complicadas y difíciles, incluso ante pensamientos “pegajosos” que nos hacen revivir una y otra vez, situaciones que nos causan dolor.

Como refleja esta historia, no podemos escoger las situaciones que se nos presentan, si bien, sí podemos elegir que lobo alimentar, que actitud tomar antes las dificultades, tenemos la libertad de elegir entre el conflicto o la paz.

Elegir la paz, no supone renunciar a cambiar las cosas en el futuro, sino tan solo reconocer la realidad que ya existe en el presente. Esta aceptación nos invita a no oponer resistencia al fluir de la vida, a lo que ya es. Requiere que identifiquemos las emociones experimentadas, los pensamientos, los reconozcamos y validemos para después soltarlos y poder elegir la paz en nuestro interior. Esta actitud nos ayudará a no añadir sufrimiento innecesario, aportándonos serenidad, a la vez que nos permitirá poner en marcha la solución más inteligente a esa dificultad. Se trata de una nueva forma de mirar un problema, donde antes había un callejón sin salida ahora se abre una oportunidad enriquecedora.

Realizar respiraciones conscientes y conectarnos con nosotros, con lo que estamos sintiendo, nos ayudará a tomar conciencia de nuestra posibilidad de elección, paz o conflicto.

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Jornada de Puertas Abiertas YOGA en FAMILIA

El próximo 23 de Septiembre VIVEKA Espacio organiza una Jornada de Puertas Abiertas para dar a conocer las bondades y ventajas de practicas YOGA en FAMILIA.

¿Te gustaría poder disfrutar de tiempo de calidad con tus hijos? ¿Fortalecer los vínculos afectivos entre los miembros de tu familia al mismo tiempo que haces algo diferente y divertido en familia? 

Te esperamos en el Ecosistema W – Conector IDE (C/ Virgen de la Soledad, 22. 06001 – Badajoz), el próximo 23 de Septiembre de 11:30 h a 13:00 h.

La jornada es gratuita y dado que el grupo será reducido, es necesario reservar tu plaza contactando con nosotros vía:

info@vivekaespacio.es  \\ VIVEKA Espacio en Facebook  \\  609.87.00.69

YOGA para NIÑOS en Badajoz

A partir del día 02 de Octubre, ofrecemos la posibilidad a los más jóvenes de aprender, compartir y disfrutar del YOGA.

La práctica del YOGA aporta en estas edades beneficios físicos, emocionales y mentales, buscando siempre en nuestras clases, divertirnos, relajarnos, conocernos, respetarnos y aprender.

Para más información no dude en visitar la página de YOGA para NIÑOS en esta web, o pregúntanos, estaremos encantados de informarte.

Tenemos dos Grupos, en función de la edad del niño:

Grupo A (5 – 7 años): Lunes de 17h a 18h

Grupo B (8 – 10 años): Miércoles de 17h a 18h

Consulta con nosotros lo que necesites:

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